13/12/2010 - 21 usuarios online
En México hacer cine es un trabajo arduo, pero el dedicarse a la elaboración de guiones lo es aún más, pues, según Carlos Hugo Gómez Oliver, quien se ha dedicado ello, "el guionista es uno de los personajes más maltratados de la industria cinematográfica".
Al participar la víspera en el ciclo de conferencias "Viernes de lectura", organizado por la Casa de las Humanidades de la UNAM, el catedrático del CUEC, quien ha trabajado como realizador pero sobre todo como guionista, ofreció una charla sobre el guion, su elaboración y lo que él implica.
"Si le preguntas a un purista te diría que el guion es una guía técnica donde se señalan diálogos, personajes, locaciones; pero algunos tendemos a pensar que es la dramaturgia de la película. Creo que el guion es una disciplina literaria, él contiene el alma de la película", afirmó.
Consideró que una de las fallas de la cinematografía nacional actual es la falta de guionistas comprometidos con su entorno, "no hablamos de historias que nos interesen como sociedad, los cineastas hablan de cosas que sólo a ellos les interesan".
Esto ha provocado que, a diferencia de tiempos pasados, como la llamada Epoca de Oro del Cine Mexicano, en la década de los 40 del siglo pasado, muchas personas asistían al cine porque se veían reflejadas o identificadas con ciertos personajes.
Actualmente, continuó, "las películas mexicanas son copias de modelos estadounidenses, como es el caso de `Cansada de besar sapos"", comentó.
Sobre las modificaciones que la producción o el director pueden hacerle al guion, comentó que "es verdad, (y) eso depende de diferentes circunstancias, sucede mucho si el director se pone `creativo", además esto es muy recurrente porque el guionista no está durante la filmación".
Además, no existen contratos en los que se especifique si pueden o no hacerles cambios, apuntó al indicar que muchos guinistas desconocen cuáles son sus derechos como atores de la obra, "firman cualquier cosa con tal de que les paguen más rápido".
"Esto provoca que todo el mundo le meta mano a su trabajo, y al final el guion termina siendo un fracaso porque todos hicieron modificaciones", desde el productor, director o los actores, apuntó al aclarar que en producciones extranjeras esto no es así.
Al continuar con su diagnóstico sobre el guionismo en México, dijo que en algunas ocasiones estos profesionales suelen donar sus sueldos a la producción con tal de que la película se filme, lo que hace que su trabajo sea menos apreciado.
"Es triste ver que el guionista es uno de los personajes más maltratados de la industria cinematográfica, y de los medios audiovisuales en general; un director tarda seis meses en hacer una película y cobra 200 mil pesos, el guionista puede dedicarle dos años de su vida y cobrar 80 mil.
"Finalmente, en el guion está el alma de la película, los personajes, lo que nos hace llorar o reír ahí está, el director, aunque se moleste, es sólo un interprete", comentó Gómez Oliver.
Al ser cuestionado sobre la elaboración de los guiones, explicó que "lo que funciona es ver al personaje, identificarte con él, dotarlo de características humanas que lo hagan creíble, manejar las atmósferas y cómo éstas influyen en él".
"Empecé a estudiar cine porque quería contar historias; escogí estudiar cine en la peor época que podía hacerlo, en esos momentos se producían alrededor de siete películas al año, pero yo quería contar historias, era un cinéfilo empedernido", aunque no un excelente escritor, reconoció por último.
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14/05/2007 11:14:40