19/11/2010 - 26 usuarios online


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Las "croquetas de la tía" y otros secretos de los guionistas de TV españoles, en El País

Mariano Blas
Mariano Blas

El diario El País, en la pluma de Inés Muñoz, ha publicado un reportaje sobre las fuentes de inspiración de los guionistas que trabajan en las numerosas series de televisión españolas que llenan las parrillas de programación.

A Mariano Blas (Zaragoza, 1976), director del reality Pekín Express que ha emitido Cuatro, se le ocurrió amenizar una fiesta con compañeros de profesión contando una de sus anécdotas familiares más memorables: "Una vez, mi madre me dio para cenar unas croquetas que sabían exactamente igual a las que preparaba mi tía Pilar. Teniendo en cuenta que llevaba dos meses muerta, le dije: 'Mamá, estas croquetas saben como las de la tía Pilar'. 'Claro, es que las ha hecho ella...', me contestó. Resulta que cuando mi madre estuvo limpiando la casa de mi tía encontró un tupper lleno en el congelador. Así que yo acabé comiéndomelas entre lágrimas porque me di cuenta de que ésa era la última vez que las iba a probar".

Entre los asistentes a dicha fiesta había guionistas de televisión. Menos de un año tardaron las croquetas de la tía Pilar en recorrer la distancia que separa Zaragoza de Santa Justa y a los Blas, una familia real, de los ficticios Serrano. En El rastrillo zen, el capítulo número 108 de la teleserie homónima, un recientemente enviudado Diego (Antonio Resines) montaba en cólera porque su hermano Santi (Pepe Bonilla) y su amigo Fiti (Antonio Molero) se comían un tupper con las últimas croquetas que había hecho su difunta mujer, Lucía (Belén Rueda). La anécdota contada por Blas había saltado de un plano de existencia a otro, de la realidad a la ficción. Sin perder su corte costumbrista ni tono fabulador, pero, eso sí, ligeramente modificada, y nunca la expresión fue más literal, por exigencias del guion.

Fernando Sancristóbal fue guionista de esta teleserie durante la mayor parte de los 150 capítulos que duró. Según él, "puedes sablear historias de manera más o menos literal, pero al adaptarlas se quedan en mero detonante, en vaga inspiración. La serie las devora. De hecho, llega un punto en el que se retroalimenta y es su propio universo el que genera las tramas".

Los personajes también toman sus propios caminos. "Tú podrás poner de ti mismo al desarrollarlo capítulo a capítulo, pero el grado de autoría mayor es el que le imprime el actor", cuenta Jessica Pires, que durante seis meses guionizó a Fidel, el niño abiertamente homosexual de Aída. "En la Biblia de esta serie -texto fundacional en el que está pormenorizado cómo van a ser su argumento y protagonistas-, Fidel era el típico niño empollón y apocado, pero resultó inevitable que poco a poco fuera tomando la forma que tiene ahora. Son los actores los que aumentan o disminuyen su personaje". ¿Quién se inventó la exitosa "un poquito de por favor"? "El propio Fernando Tejero", desvela Pires.

El método de trabajo de los creadores de ficción patria es casi una réplica al cadáver exquisito de los surrealistas: cortar y pegar, ensamblar. Germán Fernández-Moreno crea tramas para la serie gremial sobre abogados Lex, producida por Globomedia y que emite Antena 3. "Lex es una ficción semanal de franja nocturna que dura unos sesenta minutos. En este tipo de series se hace un mapa de tramas al principio de cada temporada. Los ocho que formamos el equipo apuntamos en una pizarra cuántas historias vamos a contar y en cuántos capítulos. Luego nos repartimos cada capítulo entre dos. Uno escribe la primera mitad del capítulo, y el otro, la segunda. Por separado y desde nuestra casa". La puesta en común es con el resto del equipo. Y las consecutivas reescrituras, porque son el productor ejecutivo de la serie y la cadena que la emite quienes tienen la siguiente palabra. Con todas sus consecuencias. En julio, Begoña Álvarez, productora ejecutiva de Los Serrano explicaba a este periódico el inesperado giro con el que acabó esta serie (al final... todo había sido un sueño): "Queríamos terminar con la foto de familia con la que arrancamos. Habrá a quien le haya gustado y a quien no. Fue una decisión muy debatida y elegimos regalar a nuestros espectadores fieles esa imagen de la familia que les enganchó". "Las cadenas no arriesgan", se limita a decir Pires.

Según el último informe del Gabinete de Estudios de la Comunicación Audiovisual (GECA), en España se emiten 371,16 horas de ficción a la semana. El 20,6% es de producción patria e independiente, siendo la dueña del pastel Globomedia, la mayor factoría de ficción televisiva. "Se va a por la audiencia. Y no importa cuál, sino cuánta. Aquí no es el espectador el que va a la serie, sino la serie la que va a él. ¿Cómo? Intentando moverle con resortes de identificación: el barrio, el colegio, el bar, el antihéroe... siempre son símbolos de un valor cultural muy facilitos de entender", continúa Pires.

Este mes, la revista Forbes alertaba de las sucesivas cancelaciones que estaba viviendo la parrilla norteamericana y del descenso en picado de la audiencia de las cinco cadenas principales: "Una temporada sin éxitos", titulaba. Para Sancristóbal "aún con ésas, en Estados Unidos hay series como Gossip Girl que, haciendo muy poca cuota de pantalla (12%), pueden sobrevivir; en España te piden un 25%. Por eso hay que rascar. Aunque en principio intentemos ir a por un segmento de la audiencia concreto, el objetivo final es conseguir atraer al mayor número de telespectadores posible". Laura Belloso, productora de El internado, coincide con él en señalar que el camino hacia la fragmentación de audiencias está siendo lento: "El internado es una serie de género que mezcla misterio y conflictos adolescentes. Aunque sea un producto destinado a ellos, su vocación es generalista".

© El País / abc guionistas

17/12/2008 21:58:35