04/01/2011 - 17 usuarios online


Noticias de guion


Olga Martí y Verónica Segoviano, hablan de su serie "Apples", la primera serie lésbica española on line


 

abcguionistas entrevista a las creadoras y guionistas de Apples. Se conocieron en la FIA-UIMP de Valencia, donde se formaron en los masteres de cine y televisión.

www.appleslaserie.com

¿Cómo definiríais Apples?

O. M.: La serie se plantea como una ficción más desde un ángulo costumbrista: lo que le pasa a cualquier persona. Una forma de ponerlo de manifiesto es acentuar de forma irónica el arquetipo, con un toque de humor. El tipo de mujer que retrata es el de una mujer moderna, segura de sí misma, sin traumas y con una mayor capacidad de comunicación gracias a las nuevas tecnologías. Huimos del tópico. El hecho de que los personajes sean lesbianas es una característica, una perspectiva, no es el tema ni la premisa de la serie.

¿Cuáles son vuestros objetivos y los de la serie?

V. S.: Nuestro primer objetivo es atender un mercado desatendido. Apples es la primera serie lésbica que se emite en España y llega así por sorpresa, como una oferta para toda esa gente que nos estaba esperando y no lo sabía. Nuestro segundo objetivo es dar a conocer nuestro trabajo. Abrir, gracias a Internet y la técnica del “selfmade”, el blindaje de las puertas del mercado audiovisual para dos guionistas noveles.

¿Cómo surgió la idea de crear la serie? ¿Cuál fue el detonante?

O. M.: Hace tiempo que tenemos algunos proyectos desarrollados de guion, tanto de cine como de televisión. Todos se ajustan a la primera máxima que te enseñan en las escuelas: que se puedan producir, es decir, que sean baratos. A pesar de ello, no conseguimos que nos abrieran ni una sola puerta. Por eso decidimos que debíamos seguir otra estrategia: diseñar, producir y autofinanciar un proyecto en el único medio en el que no hay que pedir permiso por todo, Internet. De ese modo hemos conseguido el producto, el medio para difundirla y una audiencia que nos espera. Detrás de Apples no hay ninguna productora ni cadena, es un producto de creación libre, sin sometimiento a tiranía de audiencias ni exigencias publicitarias.

¿Cómo fue el proceso de crear la serie, la estructura, los personajes?

V. S.: Nosotros nos planteamos el guion de Apples teniendo en cuenta dos parámetros: una estructura y un ritmo narrativo adecuados al medio, Internet, y una perspectiva diferente sobre una realidad cotidiana, la vida de 7 estudiantes lesbianas. Teniendo presentes estos dos patrones, al autofinanciarnos, hemos gozado de absoluta libertad creativa, sólo coartada por los limitados medios de producción que hemos sido capaces de procurarnos. Hemos dedicado mucho esfuerzo y esmero por trabajar la emoción, los personajes y el tema de la serie desde una perspectiva particular, distinta. Hoy día, contar la historia de Romeo y Julieta no tiene mérito. Contar la de Julieta y Julieta sí. Hay que ponerle cara a la realidad.

¿Cómo fue la experiencias de escribir a dos manos; cuáles son las ventajas y cuáles sus dificultades?

O. M.: La experiencia de trabajar en equipo es bastante divertida y productiva. Las dificultades pueden venir cuando no hay una sintonía creativa. No es el caso. Nosotras aportamos experiencias personales, intereses intelectuales y estilos de escritura diferentes. Pero tenemos una formación desde el punto de vista académico, similar y sabemos que es preciso trabajar a favor siempre del proyecto y nunca de forma individual, por lo que los ajustes se han hecho pensando en lo que exige el guion y el mercado al que nos dirigimos. Desde el principio trabajamos a gusto. La clave tal vez esté en que somos dos personas que se toman todo esto muy en serio, que trabajan mucho y se complementan bien. Y encima nos hemos reído muchísimo escribiendo Apples.

¿En qué se diferencia escribir para la televisión o cine y para Internet?

O. M.: En el caso del cine, la experiencia para el espectador, salvo que se trate de una saga, es única. No así en televisión y no digamos en Internet. Ambos medios están abiertos a productos seriales, con una periodicidad en su exhibición y una continuidad narrativa. Internet es un medio más informal, pero también más accesible que ofrece productos tal vez menos exigentes en cuanto a la calidad técnica. Es un medio más dinámico, donde el espectador elige el momento del visionado, las veces que lo ve, si lo pasa o no a otra persona. La gente conectada a un ordenador se mueve mucho y está haciendo varias cosas a la vez. Su atención es dispersa, está menos concentrado que en televisión. Eso requiere un ritmo narrativo ágil. Hasta ahora, en Internet se consumían pequeñas “píldoras” (vídeos, scketches, etc.), que no solían sobrepasar los cinco minutos. Nosotros hemos dado un paso más subiendo el minutaje, moviéndonos entre los 13-15 minutos de duración de cada capítulo. Sobre todo, hemos tratado de contar una historia que no se reduzca a meros flashes. La respuesta del público nos dice que acertamos, porque nos están pidiendo que los capítulos se cuelguen con poca diferencia de tiempo y que sean más largos.

Además de crear la serie y escribir los guiones, también habéis participado en todas la demás fases de producción, ¿qué habéis aprendido? ¿Es útil para un guionista?

O. M.: Nosotros éramos auténticas novatas en el resto de fases de la producción, por eso el aprendizaje ha sido enorme y útil. En ocasiones nos hemos visto desbordadas por determinadas situaciones, sobre todo porque nos hemos lanzado a una aventura, desde el punto de vista de los recursos y la producción, arriesgada. Hemos controlado la preproducción, el rodaje y la postproducción de la serie, así como la campaña de promoción y el mantenimiento de la web. Aún estamos en ello. Dejando al margen el gran esfuerzo que ha supuesto, tal vez haya sido la mejor manera de aterrizar en este mundillo, de bruces. Como guionistas hemos certificado lo que ya creíamos, que la obra audiovisual es la suma de muchos procesos creativos, económicos, humanos. Nos reafirmamos en la idea de que el creador de la obra, el guionista, debe ser partícipe de todos esos procesos, ya que debe escribir conociéndolos de primera mano y hacer las concesiones que mejoren la calidad del producto en cada fase de la producción, pero también ha de ser el garante de que la obra no se diluya en el proceso. De todas formas, la mejor experiencia ha sido el diseño y la escritura de la serie.

¿Consideráis que es una propuesta innovadora? ¿Es exportable a la televisión?

V. S.: Nos planteamos la realidad del mercado y apostamos por algo innovador, pero intentando llegar a mucha gente, es decir, siendo eficaces. La estructura y progresión dramática de la serie está pensada desde sus orígenes para su difusión en Internet. Pero no deja de ser cierto que el germen narrativo está ahí. Eso quiere decir que puede exportarse a un formato televisivo sin mayor complicación. Nuestro público objetivo es claramente homosexual, pero no el único. Creemos sinceramente que Apples es una propuesta que está preparada para una audiencia masiva. Consideramos que la realidad cultural y social española admite hoy un tipo de obra olvidada por la producción audiovisual. Además, es posible que las cadenas de televisión empiecen a considerar Internet como un laboratorio donde testar los productos de ficción antes de incluirlos en su programación. Es una innovación y un reto, una gran oportunidad. Sólo hay que atreverse.

¿Cómo está siendo la respuesta del público?

O. M.: La respuesta ha sido excelente. Las visitas a la página se han disparado y podemos afirmar, que al haber subtitulado los capítulos en inglés, llegamos a todo el mundo. Para nosotros la serie es un regalo que ofrecemos a la audiencia. Un producto sin coste y completo. El éxito es que la gente nos vea.

Con respecto al futuro, ¿estáis pensando ya en una segunda temporada; tenéis esbozadas nuevas tramas o nuevos personajes?

V. S.: El diseño de la primera entrega de la serie deja absolutamente abierta la posibilidad de una segunda temporada. Aún estamos en el proceso de postproducción. El futuro depara lo que el trabajo bien hecho ofrece y la coyuntura del mercado audiovisual permite. Es pronto para saber qué ocurrirá.

En cuanto a las nuevas ideas, algo hay pensado, pero esperaremos a recoger los frutos de la experiencia de la primera temporada, escuchar respirar al público y luego, buscar la tranquilidad para diseñarla y escribirla. Por el momento tenemos  la primera temporada de Apples, un producto bien elaborado y novedoso. Esas son sus credenciales.

Estáis empezando como guionistas, ¿cómo veis el panorama del guion en España?

O. M.: El guionista en España parece ser el último de la fila. Nadie da un euro por un escritor novel. Si tienes suerte, lo más que consigues es que te lean el guion. Pero eso, tampoco se paga.
Por otro lado, es triste pensar, con independencia de que un guion sea bueno, malo o mediocre, que un guion será vapuleado para ajustarlo a criterios que, en muchas ocasiones, sólo buscan aferrarse a que se convierta en un producto seguro. No suele existir respeto por la obra, al guion se le trata igual que una rueda o una silla, como un producto de consumo en el que no se aprecia, la más de las veces, su esencia creativa.

¿Pensáis que el guion sigue siendo lo más importante?

V. S.: Sí. No sólo porque seamos guionistas, sino porque es un hecho comprobable que una buena historia atrapa a cualquiera y fideliza al espectador.

¿Adolece el mercado audiovisual de la falta de buenos guiones?

V.S.: Es común la queja de que no existen buenos guiones. Tal vez el secreto esté en que no se paga al guionista para que pueda dedicarle el tiempo debido a su obra. Si no se dan las condiciones, es difícil que se obtengan buenos resultados. Por eso se recurre siempre a los estereotipos, a las realidades y contenidos repetidos, a las fórmulas infalibles del mercado. En ocasiones, un producto televisivo no es más que la excusa para vender otro tipo de productos de consumo.

El mercado audiovisual es un mercado difícil…

V. S.: En el mercado audiovisual hay muchas puertas, pero, como ya hemos mencionado, casi todas están cerradas, especialmente para los guionistas que intentan darse a conocer. Apples abre una puerta a un público desatendido en el audiovisual en general y en el hispano en particular, que se refugia en los escasos productos anglosajones existentes. En ese aspecto somos atrevidas, queremos atravesar fronteras, llegar a otros mercados. Ya que nos invaden con productos de industria cultural anglosajona, nosotros hemos decidido salir también al mercado global y ser un modelo y referente para otros países. Ahí está Latinoamérica esperando, ahí está el resto del mundo dispuesto a que le ofrezcamos productos.

¿Cómo valoráis el momento de la ficción audiovisual?

O. M.: La ficción es un valor seguro, sólo hay que buscar la manera de hacerla atractiva y tener en cuenta que la audiencia está muy disgregada hoy en día. Saber que no todo el mundo va a ver un producto, pero dirigirte sin miedo a toda la gente que seguro está dispuesta a ver una serie determinada.

¿Qué opináis de la ficción americana con respecto a española?

V. S.: La industria Norteamérica es muy potente. Saben cómo hacer atractivos los productos, conocen bien lo que quieren y cómo lo quieren y cuentan con mucho dinero para llevarlo a cabo. Pero una buena serie se ve, sea de donde sea. Hay que buscar el entronque con la audiencia, a pesar de los recursos económicos que, desgraciadamente, son mucho menores. Para eso está el ingenio. No sólo es cuestión de dinero, sino de cultura audiovisual. El reto es mejorar nuestro nivel apoyándonos en su buen hacer y aportando todas nuestras peculiaridades culturales, que son muchas y atractivas.

Muchas gracias y buena suerte.

www.appleslaserie.com

 

 

 

07/11/2007 09:09:39