19/11/2010 - 25 usuarios online


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El Clúster Audiovisual gallego apuesta por la labor del guionista con el Guionlab

Alumnos y profesores
Alumnos y profesores

El Guionlab, un programa auspiciado por el Clúster Audiovisual de Galicia, a modo de laboratorio de ideas, se llevó a cabo hace pocos días para dar certezas a la profesión de guionista y establecer algunas confianzas entre la escritura de unos y la búsqueda de historias de los productores y directores. Guionlab reunió en A Coruña a poco menos de veinte personas, según informa La Voz de Galicia. Unos con ánimo de guionizar y otros con ánimo de explicar cuáles son las claves del éxito de un guion. El Guionlab, que se completará el próximo mes de septiembre, tuvo como objetivo brindar una asesoría personal a los guionistas, en ciernes, pero también incluso a los profesionales.

Enrique Nicanor, responsable de este programa patrocinado por la Consellería de Cultura gallega, asegura que el cine "tiene que crecer más como industria". Para ello es necesario dar seguridad a las partes y cree que cuando un productor y un guionista se entienden las probabilidades de que una película falle son mucho menores.

Guionlab estuvo al cuidado de cuatro guionistas: la norteamericana Claire Downs, el cubano Daniel Díaz, el español Álvaro del Amo y el gallego Daniel Domínguez. Una decena de alumnos y un trabajo particular y en grupos con la vocación de discutir sin llegar al método Glengarry Glen Ross. Primero el pase de una película y luego las explicaciones de expertos sobre los fallos de guion. Quizá esta era la parte blanda de la historia. La otra parte eran las historias propuestas por los alumnos y un debate en plano corto sobre hacia dónde tenían que ir, cuál sería el desarrollo más lógico y qué giros deberían desaparecer y cuáles reforzarse.

En cierto sentido, y aplicando aquellas tesis de psicología laboral que se extendió en la Europa de los 80, lo importante es gestionar la angustia de los implicados en los equipos cinematográficos. La angustia del productor es encontrar buenas historias, la angustia del guionista es que le paguen las que escribe. Una conversación entre ambos puede resolver las dos y, si es asistida, con más motivo.

Esta es sólo la parte externa de las intenciones de Guionlab y de la necesidad, según Nicanor, de que los guionistas asuman también las necesidades de los productores. Para el responsable de este programa, que está funcionando en Europa, "es un lujo que un guionista pueda estar asesorado por guionistas y expertos al analizar guiones". Es un lujo, según Nicanor, y "una posibilidad de aprender y de dar a conocer trabajos que ganan oportunidades para convertirse en cine".

Entre las primeras cosas que explica Nicanor para analizar un guion es que ya "no vale el “me gusta” o “no me gusta”". El responsable de Guionlab explica un argumento que se escuchará más veces a lo largo del desarrollo del programa: "hay que cambiar el pensamiento crítico por el pensamiento analítico". Este primer paso es, al modo de ver de Nicanor, "un asunto fundamental a la de entender el funcionamiento del cine como industria". Considera que "pueden darse otras perspectivas, pero creo que es fundamental entender que estamos trabajando para fortalecer una industria que tiene que contar historias aquí y en cualquier parte del mundo".

A lo largo de tres días de retiro espiritual diurno, los diez participantes pusieron en común las historias y, bien en grupos, bien individualmente, recibieron indicaciones para modificar sus desarrollos. La intención del programa es trabajar sobre guiones que tengan posibilidades de llegar a ser películas en sus diferentes géneros o soportes. Los participantes llegaron al programa con algunos de sus guiones o con los proyectos en la fase previa a la elaboración del guion. Debatir el funcionamiento del guion, asumir las críticas y realizar los cambios es un trabajo que, para Nicanor, está en el centro de las tareas de un guionista. Según el responsable de Guionlab tenemos que desarrollar más la costumbre del pulido de guion. Enrique Nicanor explica que "en Europa un guion no es definitivo hasta que se llega a la versión quince o dieciséis".

Estaría bien, añade, que se "llegara a la décima o la duodécima, pero en España se suele parar en la quinta y en Galicia quizá no pase de la tercera". Como las opiniones van en todos los sentidos, algunos de los participantes aseguran que hay ocasiones en las que los cambios acaban por estropear las cosas. El guionista cubano Daniel Díaz entiende que puede suceder, pero comenta que "es más fácil que las cosas mejoren con los cambios que al contrario". Al finalizar los debates y las sesiones, los consejos y las orientaciones, los guionistas se vuelven a su casa sin necesidad de pensar en Sam Peckinpah. Durante el verano tendrán como deberes dar vueltas a las necesidades de cada uno de sus proyectos y, cuando llegue septiembre, presentarse a la reválida de si el guion final reúne el carácter que todo pensamiento analítico exige.

© abc guionistas

10/06/2007 18:48:52