10/04/2021
Por Paul Laverty (*)
Al principio sólo teníamos una hoja de papel en blanco y un gran fondo histórico, y el problema era cómo destilar todo esto en experiencias humanas. Entonces Paul [Laverty] diseñó unos personajes y una narración que los siguiera a través de diferentes conflictos, alianzas y resoluciones. La película debía describir un mundo que iba más allá de los puntos de vista individuales de cada uno de sus personajes, debía llegar a observarlos en sus interacciones, y Paul sabe cómo contar una historia en la que el contexto quede implícito: no es necesario destacarlo y subrayarlo todo. Si el guion funciona bien, los personajes podrán ser tan representativos como deben serlo y se tendrá la certeza de que el corazón de la historia seguirá ahí. Es muy difícil que las cosas que están mal en el guion puedan resolverse una vez que ha empezado la filmación.
Se trataba de encontrar el equilibrio entre una verdad histórica y un sentimiento más contemporáneo de realidad. Aparecerán sin duda algunos puristas que pongan pegas a algunas frases, pero yo diría que, a fin de cuentas, es pagar un precio pequeño. No se puede recrear exactamente el pasado, sólo podemos hacer una aproximación, intentado captar su espíritu y evitando los clichés. Las personas de más edad se fijarán más en el lenguaje, porque les resultará más cercano. Es un equilibrio delicado, y nada de lo que hagas será absolutamente satisfactorio.
En mi opinión, hay bastante hipocresía en las películas de guerra que sostienen que son antibelicistas cuando una parte considerable del espectáculo que proponen incluye explosiones y sangre. No me parece que eso sea muy serio.
Yo no diría que ésta es una película antibritánica. Animo a todo el mundo a que vea sus lealtades en un plano horizontal, más allá de las fronteras nacionales, así que ésta no es una película acerca de ingleses que golpean a irlandeses. A menudo la gente tiene mucho más en común con la gente que está en su misma posición social en otros países que con aquellos que están en la cima de la escala social en el suyo.
Se puede argumentar que tenemos la responsabilidad de combatir los errores y las brutalidades de nuestros líderes, tanto de los del pasado como de los del presente. Lejos de ser antipatriótico, es un deber que no podemos ignorar. Es curioso que Blair nos haya puesto en guardia recientemente contra el antiamericanismo. Al hacer esto, sustituye al Gobierno de Estados Unidos por la gente: no hay que criticar los errores que está cometiendo el Gobierno porque estaremos atacando al pueblo estadounidense. Es un argumento falso, que se ha utilizado mucho tiempo.
Los ingleses dejaron una herencia terrible en Irlanda, y las fuerzas progresistas sufrieron un enorme revés después del tratado. Pero a pesar de eso, a pesar de todo ese sufrimiento, el hecho es que los ingleses se fueron. Y en ello hay un elemento de esperanza.
(*): Paul Laverty, habitual colaborador de Ken Loach, ha escrito para él películas como "La canción de Carla", "Mi nombre es Joe", "Pan y rosas" o "Sólo un beso". "El viento que agita la cebada", Palma de Oro en el último Festival de Cannes, se estrena en España el 15 de septiembre.
© abc guionistas
30/08/2006 06:42:57
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