10/08/2020
Por Rodrigo Moreno (*)
El Custodio es una película acerca de un trabajo que consiste en reemplazar la vida de uno por la de otro, acerca de la presión que esto implica y acerca de cómo esa presión finalmente estalla.
La historia de El Custodio, está creada desde un rígido y riguroso punto de vista: la del custodio mismo. Desde un lugar donde la intensa vida diaria del Ministro y su familia es vista y observada.
Rubén, el guardaespaldas, es testigo de todo desde un costado, como si la vida pasara a unos metros de él. Su trabajo es estar presente, pero completamente desapercibido, como un hombre invisible, un mueble. Adoptando este punto de vista y manteniéndolo hasta el final, quise crear un acercamiento que comienza en el nudo de la acción, como si miráramos una obra desde los costados.
En este caso la obra es la vida pública de un alto oficial del gobierno, como también su vida privada (su hogar, amante, hija, amigos).
Distancia apropiada
Quise mantener una distancia prudente entre custodio y custodiado, que no nos permita ver u oír demasiado cómo es la vida del Ministro. Los detalles que observa el custodio, a menudo están empañados por ventanas, puertas o pasillos que nos ubica fuera del evento en sí. Esta distancia es
acortada cuando el Ministro le llama a Rubén para que participe de un evento familiar, pidiéndole que dibuje un retrato de un invitado. Pero como la conversación es en francés, idioma que Rubén obviamente no habla, la distancia sigue presente. Por medio de encuadres y sonido, era crucial
para mí recordar esta noción de que la vida ocurre a unos metros de distancia.
Dos mundos
El custodio nos habla de dos mundos: el del Ministro y el de Rubén. Dos universos opuestos irremediablemente articulados por el custodio. El primero: su silencioso, monocromático y aséptico trabajo, caracterizado por luz fría, trajes oscuros, coches impecables, grandes ventanales y una cierta asepsia típica de los ambientes donde trabaja el Ministro. En el otro mundo, privado e íntimo, el caos reemplaza a la moderación. Los lugares son pequeños y sórdidos, la luz es suave y el sonido es de una realidad que combina policías, gente enferma, traficantes de armas y restaurantes chinos. Ambos hemisferios son parte del conflicto interno de Rubén, y se desarrollan paralelamente durante el film. Quise que el espectador se vea afectado por esta tensión. Sólo hacia el final estos dos mundos se encuentran, causando un cortocircuito donde todo explota.
(*): El argentino Rodrigo Moreno, escribió y dirigió "El custodio", que obtuvo el Sundance NHK Filmmakers Award 2005 a Mejor Guion Latinoamericano y participó del Taller Equinoxe - Cannes 2004. Además consiguió el apoyo económico del World Cinema Fund, una iniciativa de la Fundación Cultural Federal Alemana (Kulturstiftung des Bundes) y del Festival Internacional de Cine de Berlín, con la colaboración del Goethe Institut. Allí, en la Berlinale, obtuvo el Premio Alfred Bauer. Este 5 de diciembre se estrenó en España
© abc guionistas
06/12/2007 21:39:35
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