06/05/2021
Guionista de éxito en series como "Farmacia de guardia", prolífico cortometrajista, con tres Goyas en su haber, y elogiado por su opera prima en el largo, "Azuloscurocasinegro’", Daniel Sánchez Arévalo filma su segunda película, "Gordos", una historia coral sobre la gente diferente. La periodista Chusa L. Monjas le entrevistó en su rodaje estacional.
- Está a punto de terminar la tercera de las cinco fases en que está filmando ‘Gordos’, cuyo plan de producción está marcado por los cambios físicos de los personajes.
Es la única manera de hacerlo. No he querido recurrir a efectos especiales, ni al maquillaje o vestuario. En este sentido quería que la película fuese
desnuda, sin trampa ni cartón, que el proceso de los actores engordando y después adelgazando fuera real.
- Lo de los kilos...
...Es anecdótico, es el caparazón para hablar de la apariencia y reflexionar sobre por qué siempre juzgamos según lo primero que nos entra por los ojos. Nosotros estamos mirando dentro para saber qué escondemos debajo de esa coraza que todos nos ponemos para protegernos.
- Y no hay nada más significativo que la obesidad para ahondar en los complejos, las fobias, las obsesiones, los traumas, la culpa, los deseos, las ilusiones, el sexo y el amor. No sé si su filme es oportunista, pero sí parece oportuno.
La obesidad es la epidemia del siglo XXI. Continuamente nos están bombardeando con este tema, un problema muy serio. Pero no estamos haciendo una película de gordos sino de personas con sus miedos y sus contradicciones. El filme pone el acento en por qué nos empeñamos en hacernos daño, en esa tendencia a no cuidarnos. Hay mucho de autocastigo.
- Vuelve a contar con Antonio de la Torre, Raúl Arévalo y Roberto Enríquez. Los tres participaron en su primer largo.
Escribí el personaje para Antonio, a quien llamó ‘hermano’. Le envié un mensaje en el que le preguntaba si estaba dispuesto a ponerse 30 kilos –al final fueron 33- y en segundos me contestó que sí. Es un valiente, un lanzado.
- Sí lo es, y eso que no es el protagonista.
Pero es el hilo conductor de las cinco historias del filme, que empieza y termina con Antonio.
- De la Torre es su ‘hermano’ y Raúl Arévalo es su ‘primo’.
Sí, sí, y no es por el apellido. Me rodeo de personas que quiero y admiro. A los dos los conozco muy bien, lo que nos permite trabajar más el detalle.
- Ha dicho que ésta es una comedia sobre los excesos y las carencias de la vida.
Es más comedia que ‘Azuloscurocasinegro’ y también hay más drama. Aquí los extremos están más alejados y todo está muy mezclado porque, como en la vida, puedes llorar y al minuto echarte unas risas. Espero que tenga equilibrio porque la idea es hacer una película luminosa, no soy de los del drama por el drama.
- ¿Por qué ha tardado dos años en volver a dirigir un largometraje?
Directores a los que admiro como Fernando León y Aménabar no tienen prisa por hacer lo siguiente, por correr. He tardado más de lo normal porque ya pensaba en esta historia antes de terminar ‘Azul...’, pero los Goya y la expectación que creó mi primer trabajo me han atenazado un poquito.
- No me resisto a preguntarle ¿hay recetas mágicas en su película?
No hago apología de los delgados ni entrar en la anorexia, la historia va más por la psicología, que es lo que más controlo. Aquí ni se critica ni se juzga y, como en la vida, unos lo pasan bien y otros mal. No vamos a imponer un final feliz porque, si uno quiere mostrar la sociedad como es, no puede ser políticamente correcto.
- De ahí el título.
Hay que llamar a las cosas por su nombre. No voy a suavizarlas diciendo ‘gorditos’ o con unos kilos de más.
- Es uno de los cortometrajistas más conocidos y admirados –‘Exprés’, ‘Física II’, ‘La culpa del alpinista’ y ‘Traumatología’, entre otros reconocidos títulos- ¿Va a continuar con este formato?
Sí, siempre que tenga una historia corta que contar. He hecho 14 y más de la mitad de ellos no los ha visto nadie. Veo que los jóvenes no tienen paciencia, quieren triunfar desde el primer momento y es fundamental no perderse la fase de aprendizaje.
- De momento, vuelven a estar en la ceremonia de los Goya.
La Academia de Cine cometió una torpeza, los cortometrajistas armaron un revuelo y la institución rectificó. Ahora hay que trabajar y dejarse de quejas. Los cortos gozan de buena salud, se hacen más y tienen calidad, pero no más que hace una década.
© abc guionistas
03/06/2008 21:40:43
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