06/03/2021


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Entrevista a Fernando León


 

 Fernando León Rodríguez es uno de los guionistas más importantes y carismáticos afincados en España. Fue seleccionado en Cannes en 1995 con su primer cortometraje "La tarde de un matrimonio de clase media" y guionista de "La ley de Herodes" (2000) junto con el director, Luis Estrada, que Fernando presentó este mes en Madrid dentro del marco del Festival VivAmerica. También es co-guionista de "El último tren"(2001), que ganó el premio a mejor guion en Canadá, y cuyo mérito le fue otorgado a Fernando León de Aranoa, que figuró en los créditos debido a un malentendido ajeno al director.

¿Cuál ha sido tu trayectoria?

Yo me crié en ciudad de México. Mi padre era fanático del cine y me llevó todos los días, uno tras otro, a ver películas. Empecé a querer hace cine cuando un compañero de la escuela me dijo que las películas no se hacían como pensaba. Yo creía que se filmaban de forma lineal, cronológica, que lo que filmaba la cámara era lo que se veía directamente en pantalla.

Fui a la misma escuela que la del director mexicano Emilio "Indio" Fernández y de otros directores prestigiados: ninguna.

Pero sí tuve la suerte de ser escogido para un taller de guion del maestro Vicente Leñero. Y antes de ingresar a ese taller, me enteré de un concurso y me senté a escribir leyendo sólo un manual de guiones. Gané el concurso con mi primer guion, que trató del asesinato de Álvaro Obregón, así que seguí con los concursos. Durante los años 90 me presenté a todos (cuatro) y los gané todos, aunque no siempre en el primer lugar. El segundo concurso al que me presenté premiaba al ganador con los medios para poder filmar su guion. Así filmé "La tarde de un matrimonio de clase media".

Como el proyecto no ganó en Cannes, regresé a México.

Entre tanto seguí con los talleres. Asistí a un curso para profesionalizar al guionista, con Fernando Sariñana, quien tenía la visión de profesionalizar el mundo del guionista y fue el primer taller donde ¡Pagaban! De ese taller salió, por ejemplo: Guillermo Arriaga.

Pedí dinero para filmar otro corto, me lo dieron, y decidí lanzarme a realizarlo solo. Me salió pésimo, se perdió el negativo. El titulo era "Titán, la luna más grande de Saturno", del que sólo quedan el recuerdo y los gastos. Entré en depresión y desaparecí de la circulación durante un año.

Después de aquél año me junté con Iván Kireev para escribir otro cortometraje, "La gente ya no escribe", y más tarde surgió el proyecto de "La ley de Herodes".

Seguí en el taller de Leñero, hasta aterrizar en Sundance, primero como alumno asesorado, y después, como asesor. De asesor conocí a Diego Arzuaga y a Graciela Cuolasono. Graciela estaba organizando un taller en Barcelona y me invitó a asistir para ser asesorado y asesor al mismo tiempo, un experimento curioso. En Barcelona conocí a los productores de Filmart, que me propusieron escribir sobre los refugiados republicanos españoles en los campos de concentración franceses a finales de la Guerra Civil.

Así es como me quedé en España.

Yo vivo de escribir guiones desde los 90. Si me preguntan, siempre contesto que "sobrevivo". No me quejo.

En total fueron cuatro guionistas en La ley de Herodes; ¿cómo llegó el proyecto hasta ti? ¿Cómo fue la experiencia de la co-escritura y tu trabajo con Luis Estrada?

El proyecto me llegó de un modo fortuito, porque Luis leyó mi primer guion sobre el Asesinato de Obregón. Antes que yo lo habían escrito Jaime Sampietro, autor del argumento, y mi maestro Vicente Leñero.

Como fui el último, mi trabajo se limitó a escribir con Luis. Luis quería plasmar los siete pecados capitales en un político. Se me ocurrió generar una paradoja dramática, la transición verdadera del personaje, y que el político fuera presentado como un personaje sincero que se fuera corrompiendo a lo largo de la trama. Creo que la mejor escena de la película no estaba en el guion: fue el momento en que Luis decidió hacer una película dura pero necesaria, sin mirar atrás, luego de leer mi propuesta de usar el prendedor del partido político en el que estaba el protagonista. La ley de Herodes tuvo que hacerse en los años 80, incluso en los 70.

¿Cuál fue la acogida de la película en México y en España?

En México fue bien recibida. Pienso que no se había abordado el tema antes mucho por censura pero más por auto-censura por parte de los autores. Como he dicho, era una película necesaria. En España también gustó. Me preguntan si desde entonces ha cambiado México, yo contesto que no, pues tenemos a un presidente electo, por vía democratica, en un fraude que no ha sido comprobado (al igual que no existen pruebas que el electo haya ganado voto x voto) y a otro presidente, según él, "legítimo" que es la viva representación del protagonista de la Ley de Herodes. Considero que esa peli deberían verla los políticos de cualquier país que quieran ser reelegidos. Aunque espero que no la vean con ojos como instructivo para perpetuarse en el poder, sino para todo lo contrario

¿Qué opinas de Festivales con pretensiones como VivAmerica?

Es importante que se monten Festivales de éste tipo. Esa podría ser la base para imitar a Francia, por ejemplo, y hacer "Ibercine": posibilitar una distribuidora de cine latinoamericano que funcione a nivel mundial; o al menos en los paíse de habla hispana, incluyendo los E.U.

¿Cómo ves la situación del guionista en México? ¿Y en España?

La veo igual en ambos lados. De hecho, creo que la situación es la misma en todas partes. Aunque siempre digo que en España hay dinero pero no hay industria, y que en México hay industria pero no hay dinero.

En España falta profesionalidad y auto-crítica. Hay demasiados colegas soberbios, son muchos los que no se dignan nunca a asistir a talleres o a contratar Script Doctors para mejorar sus guiones.

Lo que veo es que en México existe más cultura cinematográfica. Fue una potencia del cine en los años 40, y creo que hay más bases y más recursos humanos para hacer industria. En México saben lo que es un Script Doctor, y a veces hasta contratan a guionistas como tal.  En España no se está familiarizado con el término, muchos no saben lo que es, y no se contrata a nadie con ése fin.

Creo que el futuro del guionista está en la buena televisión. Los Estados Unidos tienen grandes series y una gran industria televisiva. Esto es debido a que el productor ejecutivo es el guionista. Ahí, los que tienen la última palabra del producto son los guionistas.

¿Cuál suele ser tu método de trabajo?

Me siento y escribo: disciplina. Aunque tengo un defecto de fábrica. No me gusta escribir argumentos, a veces ni siquiera sinopsis, porque me aburro antes de escribir el guion. Siempre parto de una imagen y teniendo un final. Sin final en mente, no puedo escribir.

¿Qué consejo le darías a un guionista que está empezando?

Que esté preparado para llevar un camino de abnegación, sufrimiento, hambres y miserias. Vamos, que contrate a una dominatrix para que vea lo que le espera. Pero que sepa que, si tiene talento, y aguante, lo terminará logrando. La disciplina es básica: las musas no te llegan porque sí o porque el porro o los hongos eran de Denominación de Origen. Solo te llegan si estás trabajando. Ser guionista puede ser el mejor trabajo del mundo: te pasas la vida viendo películas sin necesidad de que se filmen, aunque la otra parte sea, precisamente, que no se rueden.

¿En qué trabajas en estos momentos? ¿Cuáles son tus siguientes proyectos?

Estoy levantando mi ópera prima para hacerla en México, titulada "La cebra". Acabo de vender por cuarta vez los derechos de mi primer guion, y trabajo leyendo guiones para una productora. Además abriré con la compañía española FEELING IMAGEN un servicio de Script Doctor. Entren en su página web y verán, como decimos en México, "de qué lado masca la iguana, wey".

Elisa Puerto Aubel, para abcguionistas.

02/11/2008 14:02:54

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