05/05/2012 - 20 usuarios online
La amplia experiencia de la cubana Gilda Santana en la escritura de los guiones (¡Sí, los tiene!) el reality "Gran Hermano", se han plasmado en un libro. Diez años y 25 ediciones de realities, más unas cuantas novelas y hasta una participación normalmente no registrada en el guion de "Fresa y chocolate" avalan a esta escritora con estudios de Filología, Dramaturgia, que niega el calificativo de "telebasura" y reivindica su labor. La entrevistaron en el diario LA RAZÓN.
–¿Cómo es que GH tiene guionista?
Todo programa de televisión lo tiene, siempre tiene que haber personas que deciden, incluso en los programas de realidad, qué acontecimientos se muestran y en qué orden. En GH se graban 96 horas al día y alguien tiene que realizar una selección y organizarla de forma que el espectador entienda el cuento. En Holanda y Alemania, se hacía como si fuera un noticiero: cinco minutos de confesionario, cinco de tarea semanal, cinco de relaciones personales... A mí, que venía del mundo de la telenovela, me pidieron que la gente lo percibiera como un culebrón. En España, GH siempre ha funcionado como un programa de contenido más que como un concurso.
–Han pasado diez años, ¿recuerda a todos los concursantes?
Sí, claro. Pero reconozco que lo he vuelto a ver todo antes de escribir el libro. Hay algo de trampa.
–¿Se puede decir que tiene un máster en comportamiento humano?
Casi que sí, he visto ahí dentro de todo, pero lo más curioso, no lo podemos perder de vista, es que están compitiendo por un premio jugosísimo por el que más de uno mataríamos. Y a pesar de eso hay amor, amistad, solidaridad... La gente se queda con lo superficial, con que son gente que entra a dar gritos y tener broncas, pero yo he visto ahí de todo. Aunque sean efímeras, hay relaciones humanas muy bonitas.
–¿Ha tenido relación con alguno?
Ahora así, nunca antes. Nunca quise conocerlos antes de que entrasen en la casa. La simpatía personal es algo químico, hay personas a las que miras y simpatizas con ellas, igual que hay quien te chirría... No quería que me ocurriera eso. No es lo mismo ver una imagen por la pantalla que sentir a la persona y mirarla a los ojos.
–¿Con quién ha conectado a posteriori?
Los concursantes no lo saben, pero en los que vemos tantas horas de contenido se establece un vínculo afectivo o puente con ellos de una sola dirección. Hace poco me llamó Kiko Hernández y hablamos por primera vez. Él me decía: «¿Cómo es posible que yo no supiera que tú existieras?». Y yo le contaba que durante tres meses de su vida, después de su mamá (María Teresa), la persona que había estado más pendiente de él había sido yo. Y él se reía. Cuando nos encontramos, nos dimos un abrazo y lo sentí como si fuera un familiar muy cercano al que llevaba tiempo sin ver. Cuando salgo de allí (el set de realización) sé a quién le duele una muela, quién pidió un Ibuprofeno, quién entró en el confesionario desesperado pensando qué pensarán sus padres de él... Cuando me piden que hable mal de algún concursante, no puedo.
–¿Cuántos perfiles puede tener un concursante?
Todos tenemos muchos y según cómo nos venga adoptamos uno. Todos tenemos un poquito de generosidad, pero si te pisan a lo mejor lo que te sale es tu egoísmo. El perfil de malo puro existe en el melodrama, pero no en la vida real.
–Todos tenemos algo de mirones, ¿no?
Sí, pero lo que ocurre con GH es que si no empiezas a verlo desde el inicio no entiendes nada. Hay que engancharse.
–¿Imagina un GH de políticos?
Uff, fíjate que si entraran, por muy políticos que fueran, al final los políticos también tienen hambre si no pasan la prueba semanal, al final también querrían el premio y también se enamorarían. La esencia del ser humano saldría. Los primeros días hablarían de política, pero después van a hablar de quién se comió las galletas de María que había para el desayuno.
–Cuente un secreto...
No se emiten las conversaciones que implican a terceros, famosos o familiares. Hay quienes han contado cosas muy feas de su propia familia.
–Habrá habido algún topo, seguro.
No, nunca. El contrato tendría que estar más blindado que para trabajar en la CIA. En Gran Hermano 3 entró el primer concursante por búsqueda directa. En ese Gran Hermano se decidió que hubiera una granja y se buscó un perfil de granjero. Entre más de 100.000 apareció uno, pero tuvo un problema antes de empezar el concurso. Se buscó a alguien que se hubiera presentado para otro programa y alguien se acordó de Jacinto. Le hicieron los test, las pruebas médicas... pero cuando dijo que él no pasó un casting, se montó en la casa. Cuando lo expulsaron, los compañeros no daban crédito. El que no pudo entrar ese año fue Pedro Oliva, el cabrero de Zaragoza. Lo hizo al año siguiente y ganó. Era un concursante brutal. Lo mismo sabía de ovejas y cabras que sabía de literatura. Era polifacético.
–¿Qué piensa cuando incluyen el programana en la «tele-basura»?
A mí no me molesta. Estoy muy mayor y hay cosas para las que me he vuelto impermeable. Para qué vas a discutir, es como el fútbol. Nunca te pones de acuerdo. El que piense que Gran Hermano es basura que vea los documentales de La 2. A mí no me ofende. Todas las opiniones son válidas.
LA RAZÓN/Noticine
23/04/2012 21:38:20