19/11/2010 - 20 usuarios online
Todo comienza con el guion. Y una vez que se estrena la película nadie se acuerda del guionista, eso es una verdad, y quien escribe historias para cine debe olvidarse de la vanidad, comentaba el guionista y profesor cubano Arturo Arango hace unos días en una de sus visitas a Guadalajara, según publica Informador.com.mx.
Además de escribir historias, Arango practica la docencia en el Departamento de Imagen y Sonido (DIS) de la Universidad de Guadalajara y en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños en Cuba, en ésta última además de profesor es Jefe del Departamento de Guion. Y no sólo eso. Arturo Arango, hasta el cierre de esta edición participaba tanto en la categoría de Guion inédito con la obra titulada Mosaico en coautoría con el director Juan Carlos Taíbo (Fresa y chocolate, 1994) así como en el apartado de Largometraje de ficción, también como guionista y al lado de Taíbo, en la cinta El cuerno de la abundancia en la edición número 30 del Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.
Una vez en contexto, se puede decir que Arango, dedicado al cine desde hace 22 años, justo cuando Gabriel García Márquez inauguraba el festival de cine de La Habana, significa un referente para la creación de historias para la gran pantalla. Vengo del mundo de la literatura, y sigo siendo escritor de ficción, comenta el guionista con respecto a cómo es que luego de egresar de la carrera de letras decidió tomar al Séptimo Arte como camino, al tiempo que asegura que entonces los guionistas carecían de una formación profesional y especializada, cuestión que hoy en día, según dice, no tiene cabida en mundo tan competitivo, sin embargo no duda en señalar que nombres Jean-Claude Carrière, quien trabajó para Buñuel, o Harold Pinter que hace tres años ganó el Premio Nobel de Literatura no habrían figurado como reconocidos guionistas de no ser por su pasión al cine, ya que nunca cursaron un taller de guion. Hace 20 ó 30 años los guionistas eran empíricos, casi todos egresados de letras, dramaturgia o con experiencia en teatro, pero muy pocas veces con formación sistemática, y hoy ya no se puede ser guionista empírico porque el cine es muy complicado, porque une arte y técnica. Y es que Arango apunta que la falta de preparación implica dos peligros: querer llegar al arte despreciando la técnica o pensar que la técnica es suficiente y olvidarse de la condición artística, por ello habría que señalar que para nadie es desconocido el que se comente que hay películas que están bien hechas pero que no convencen al espectador, es decir los realizadores dominan la técnica, o hay cintas que convencen al público por la acción dramática pero se nota que les falta producción, porque ciertamente no dominan la técnica, aunque como en todo, hay sus excepciones.
Pero quizá la clave para que se considere un buen guion radique en que éste se escriba para un grupo de trabajo y no pensando en el espectador, pues será la producción, liderada por el director, la que logre poner en pantalla lo que imaginó el autor del texto, pues según Arango, el guion no debe verse como una obra literaria, al menos no en el cine. Siempre digo que el guion no es una obra literaria porque es un instrumento de trabajo para que un equipo la entienda. No debe pensarse para el público, sino para un grupo de personas que tienen que entender las intenciones del guionista y del director.
Finalmente, y después de reflexionar un poco sobre el papel del guionista en la industria cinematográfica, y aunque en la mayoría de los festivales ya lo reconocen, Arturo Arango apunta que el guionista es un crédito en el que nadie se fija, porque su figura se pierde mucho antes, desde que comienza el rodaje, y hay que aceptarlo, nunca los invitan a los festivales, por eso me parece correcta la actitud de Guillermo Arriaga -sobre que se cambie el título por escritor de cine en lugar de guionista- , el cambio que propone es para que se les respete, para que tenga otra jerarquía, no obstante tengo que reconocer que no es un oficio para gente vanidosa, simplemente un guionista debe estar convencido de que la película es del director, nuestro trabajo termina cuando entregamos nuestra obra, de ahí que un guion sea el alma de la película.
© Informador / abc guionistas
16/12/2008 19:00:46