20/05/2016
Más allá de la prisa con la que viven los habitantes de las grandes ciudades, y más allá también de las películas de tiroteos y explosiones, existen filmes como Elogio de la distancia, un documental escrito y dirigido por los leoneses Julio Llamazares y Felipe Vega que narra el ritmo con el que transcurre un año entero en la comarca de A Fonsagrada (Lugo) y que esta tarde ambos creadores presentan, personalmente, en el universitario Ateneo Cultural El Albéitar, informa Diario de León.
El documental describe cómo se percibe el paso de las cosas en este espacio rural alejado del tiempo urbano y que vive «en su propio tiempo». La sinopsis oficial de la película reza que ese tiempo está «cerca y lejos de toda nuestra llamada civilización». Esta producción es, pues, «un elogio de la distancia como forma de vida: sencilla, digna, olvidada». Un documental que constituye la ópera prima como director de Llamazares, quien ya había escrito diversos guiones cinematográficos y quien se ha aliado en esta ocasión con su paisano el cineasta Felipe Vega.
Cuatro estaciones, cuatro episodios. La estructura narrativa de Elogio de la distancia descansa sobre cuatro personajes y las cuatro estaciones del año: Raúl, el cartero (primavera); Carlos, el fotógrafo (verano); Luz, de la comuna de Negueira (otoño) y Patricia, la veterinaria (invierno). Rodada con nuevas tecnologías y en HD, el filme lleva a la pantalla toda la filosofía profunda del mundo rural. Para Llamazares, el campesino es el mismo en Galicia, en León o en Noruega. «Las montañas son las mismas», ha dicho también.
Llamazares ha explicado que se embarcó en esta aventura porque ya había escrito el guion de El techo del mundo, que dirigió Vega, «y compartimos la misma visión del cine. La Xunta fue quien promovió el documental y me llamó, curiosamente, a mí. El director es él, aunque figuremos los dos. Mi aportación es más literaria que cinematográfica». Además, aseguraba, en una entrevista con el Diario, que junto al guion de la película de Icíar Bollaín Flores de otro mundo, este trabajo será el último que haga en cine.
«Siempre he creído que era un intruso en el cine, y siempre he escrito los guiones a propuesta de los directores. Es bonito, porque te permite ponerte detrás de la pantalla y tiene su morbo. Pero es ingrato desde la perspectiva del guionista. En literatura eres el dueño absoluto, pero en el cine intervienen muchas personas y falta respeto al guion. Salvo que me propongan algo muy bonito y con libertad, no me apetece».
Felipe Vega trabajó como crítico cinematográfico en varias revistas y como redactor jefe de la desaparecida y prestigiosa Casablanca. En su haber se cuentan las producciones Mientras haya luz (premio Nuevos Realizadores en el Festival de San Sebastián de 1988), El techo del mundo, Grandes ocasiones, Nubes de verano o Mujeres en el parque. En sus documentales Cerca del Danubio o El viaje al Ampurdán ya anunciaba esa especial sensibilidad para descubrir, desde nuevos ángulos, la belleza del paisaje. La fecunda producción literaria de Julio Llamazares incluye innumerables ensayos, reportajes, críticas, crónicas y cuentos, y sobre todo grandes novelas y excelentes poemas. Para el cine, Llamazares escribió Retrato de bañista (José María Sarmiento, 1984); Luna de lobos (Julio Sánchez Valdés, 1987); El techo del mundo (con el mismo Felipe Vega, 1995) y Flores de otro mundo (Icíar Bollaín, 1999).
© Diario de León-abc guionistas
30/10/2009 19:23:57
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